El
ideal de la práctica clínica es la medicina basada en la evidencia (EBM). Cómo
consecuencia se destierran las experiencias
vividas por el paciente en relación con su enfermedad, un espacio cargado
aparentemente de subjetividades y que puede carecer de interés para lo que se
entiende como una atención sanitaria de calidad.
En
este contexto, las narraciones de las personas enfermas se aceptan
exclusivamente desde la óptica de las ciencias sociales o a través de las
auto-etnografías.
No obstante, en los últimos años ha emergido un paradigma que persigue completar esta visión de los problemas de salud y enfermedad, dando un papel protagonista a los relatos de los pacientes y sus familiares, a sus experiencias y a cómo viven e interpretan su enfermedad, no solo desde la anatomía, sino en el contexto sociocultural en el que se mueven. Es la Medicina Basada en Narrativas (MBN).
No obstante, en los últimos años ha emergido un paradigma que persigue completar esta visión de los problemas de salud y enfermedad, dando un papel protagonista a los relatos de los pacientes y sus familiares, a sus experiencias y a cómo viven e interpretan su enfermedad, no solo desde la anatomía, sino en el contexto sociocultural en el que se mueven. Es la Medicina Basada en Narrativas (MBN).
Se
trataría de facilitar historias alternativas que tengan sentido desde el punto
de vista del paciente, pues no es lo mismo la frialdad de una historia clínica
que la narración o la interpretación que el paciente hace de su enfermedad. Si
nos situamos en el terreno de las evidencias, ninguna estaría tan presente como
la evidencia del sufrimiento.
Trabajar
con relatos en los que los protagonistas son profesionales y enfermos, para
luego reescribirlos o contar esas historias en un lenguaje cotidiano,
confrontando sus percepciones y vivencias y así cruzar la brecha entre el
“saber” a cerca de la enfermedad de la persona y “comprender” su experiencia.
De
este modo, las narraciones de los pacientes forman parte del proceso
terapéutico. El sufrimiento es producido y a la vez aliviado por el significado
que se le da a la experiencia y al relato de las dolencias.
La
Medicina Narrativa es un movimiento liderado por médicos que pretenden revisar
sus modelos profesionales, teniendo en cuenta su práctica asistencial pero
también sus experiencias como pacientes. Para poderla desarrollar con éxito, sería
interesante incluir en los estudios de grado asignaturas como la comunicación
así como habilidades en la capacidad de escuchar e interpretar a los pacientes.
Pero
soy consciente que la introducción de las narrativas en la formación médica
pondría en cuestión el modelo biomédico tradicional, al valorar tanto el
conocimiento subjetivo como el objetivo, el razonamiento inductivo como el
deductivo y la experiencia humana y la emoción tanto como la información
científica.
Las
personas enfermas necesitan médicos que puedan entender y acompañarles en su
enfermedad. Por su parte, los médicos, junto con el conocimiento científico,
necesitan capacidad de escuchar los relatos del paciente y entender sus
significados. Esta es la competencia narrativa, que los seres humanos usan para
interpretar y dar respuesta a sus experiencias.
La imagen que ilustra la entrada lleva por título "Respeto" de Arman Shirzad