Me ha llamado la
atención una interacción que seguí en twitter entre Victor Montori (@vmontori)
y Jesús Palacio (@je_pala)
que hacía referencia al concepto de medicina mínimamente impertinente. El
concepto me ha llamado poderosamente la atención, llegando a ser un tema que en
los últimos días me ha apasionado, motivo por el cual hoy hago esta entrada en
mi blog.
Victor Montori, endocrinólogo,
profesor de la Universidad de Minnesota y director de Investigación de
Servicios Sanitarios de la Clínica Mayo (EE UU) es quien ha acuñado este
concepto, y explica que la medicina mínimamente impertinente o mínimamente
perjudicial, significa una transformación de gran calado en el sistema
sanitario, pues se ha pasado de tratar enfermedades agudas a tratar
enfermedades crónicas, reorientando la medicina hacia los pacientes crónicos,
buscando formas innovadoras para mejorar su atención reduciendo costos por
reingresos hospitalarios o por mala adhesión de estos a los tratamientos de
larga duración.
1. Identificar
pacientes sobrecargados y con problemas cognitivos
Hemos de explicar el tratamiento a este grupo de pacientes teniendo en cuenta sus valores y preferencias, así como las comorbilidades y circunstancias sociales que les rodean.
2. Fomentar la coordinación en la práctica clínica
La atención primaria
ha buscado coordinarse en la atención a las personas con enfermedades crónicas
y comorbilidades, sin embargo, se continua incentivando para mejorar los
resultados centrándose en enfermedades específicas (como asma, diabetes) en
lugar de gestionar la complejidad y comorbilidad.
3. Reconocer la comorbilidad en la evidencia clínica
Dar prioridad a un enfoque holístico de la enfermedad traduciendo esto en guías clínicas, no de enfermedades crónicas específicas, sino de enfermedades que tradicionalmente coexisten, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
4. Dar prioridad a la
perspectiva del paciente
Los pacientes tienen
un papel importante en la mejora de su atención. Los principios de la autonomía
del paciente y la toma de decisiones compartida nos confirman que son capaces
de tomar decisiones significativas sobre las interacciones entre su enfermedad
y su cuidado. Un paciente puede preferir tratar el colesterol y la presión
arterial antes que tratar de controlar la glucemia. Por tanto, la participación
de los pacientes es parte esencial en conseguir la adherencia a los
tratamientos de larga duración.
La medicina mínimamente perjudicial puede conducir a reducir los costos en salud. Para llegar a ser eficaces en el cuidado de estos pacientes, tal como señala Montori, hemos de alcanzar los objetivos de tratamiento pero produciendo la menor carga posible en las vidas de estos pacientes, trabajando juntos médico y paciente. Esto sería una atención médica mínimamente perjudicial.
Por
último, destacaría también el papel clave que juega
el profesional de enfermería a la hora de mejorar la adherencia al tratamiento
de los pacientes con enfermedades crónicas. Estos profesionales de la salud conocen
las variables sociales, laborales, familiares y económicas que influyen en la
conducta de estos pacientes, y están dotados de las competencias psicológicas y
emocionales que facilitan tanto el proceso de adaptación del paciente a su
enfermedad como la adherencia al tratamiento. Son por tanto una de las
líneas estratégicas a tener en cuenta, del mismo modo que lo es la importancia de definir
estructuras de apoyo, como la utilización de las nuevas tecnologías en la
gestión y el seguimiento de estos pacientes.
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