Manual de inmersión 2.0 para profesionales de la salud

sábado, 13 de abril de 2013

Paciente experto: Sueño o “pesadilla”



Ha habido un aumento de las enfermedades crónicas en los últimos años, situándolas como la principal causa de muerte. Esto ha generado importantes cambios asistenciales, como el impulso de los cuidados personales y la puesta en marcha de iniciativas como la de pacientes expertos.


El cuidado de los enfermos crónicos supone una carga económica enorme sobre el sistema público de salud, sobre cuidadores informales, el mercado laboral y las prestaciones económicas. Por lo tanto, en la política de muchos países se fomentan los pacientes "expertos" en la autogestión de sus cuidados, por el impacto positivo en costes y resultados (Wanless 2002). 


El concepto de paciente bien informado es también bienvenido por profesionales de la salud en España. Según una encuesta  realizada y difundida por semFYC a profesionales de la salud y presentada en su I Semana del Autocuidado, el 94% cree que los autocuidados son una medida eficaz.


Sin embargo, el concepto de paciente experto, ya desde  sus inicios, ha generado también críticas, y la pregunta que someto a debate es si podría provocar antipatía entre los profesionales de la salud.


Un paciente experto es una persona con confianza en sí mismo, con habilidades, información y conocimientos suficientes para desempeñar un papel central en la gestión de la vida de otros pacientes con enfermedades crónicas.


Por el contrario, para algunos profesionales, el término “experto” les lleva a pensar en aquel paciente que se nutre de información de baja calidad en fuentes diversas, provistas por Internet. Además es un paciente que exige un tratamiento muchas veces inadecuado o astronómicamente caro, o incluso en una situación peor, un tratamiento del cual el médico no ha oído hablar y mucho menos ha prescrito.


En Reino Unido, solo el 21% de los médicos están a favor de las propuestas del gobierno sobre el paciente experto, y baja hasta el 12 % los que piensan que mejoraría las relaciones médico- paciente. 


Para estos médicos ansiosos y con exceso de trabajo, el paciente “experto” es el paciente exigente, no razonable y que precisa más tiempo para su educación en salud. El concepto de paciente experto es en realidad algo muy diferente a este estereotipo poco atractivo. El programa paciente experto hace más hincapié en el desarrollo de la confianza y habilidades para mejorar la calidad de vida en asociación con los profesionales de la salud. Las investigaciones muestran que estos pacientes hacen un mejor uso del tiempo del profesional, en un escenario colaborativo en oposición al descrito anteriormente. 


Para evitar tensiones innecesarias, los expertos en las relaciones médico-pacientes, están buscando  otra denominación para estos enfermos. Coulter ha propuesto "autónomo", viendo la autonomía como la antítesis de dependencia. El término "involucrado", es otra de las alternativas, requiere de la participación de ambas partes (médico y paciente), en lugar de considerar al profesional de la salud como reemplazable. Ni autoritario ni condescendiente, la participación es una forma de relación a la que muchos y buenos médicos darían la bienvenida.

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